El Molino era un bar céntrico, punto de reunión por excelencia al atardecer hasta la medianoche, cuando sus concurrentes continuaban con la diversión en algún otro comercio o fiesta privada. Era frecuentado por varones y mujeres de sectores estudiantiles que se desplazaban desde sus casas hacia el centro. Este comercio tenía grandes dimensiones, mesas adentro y afuera del lugar, y las noches más agitadas se llenaba de grupos de amigos que circulaban por el bar.