Unos meses antes de la asunción de Raúl Alfonsín como presidente de la nación, inauguró La Piaf, narrada como el primer boliche bailable gay de la ciudad y uno de los primeros del país. Piaf se ubicaba en la esquina de las calles La Rioja y Santa Fe, en Barrio Alberdi. Era frecuentado por estudiantes, artistas y profesionales, residentes en su mayoría de la ciudad de Córdoba.
El boliche era una casona antigua de dimensiones modestas. La puerta de ingreso daba paso a un salón que disponía de mesas de madera, sillas con mimbre, una barra con bebidas y banquetas.
Mediante la construcción de un arco, los dueños unieron dos ambientes y comunicaron la sala con la pista de baile, localizada al fondo.
Allí, una bola de espejos e iluminación colorida e intermitente acompañaba la propuesta sonora del disc jockey. Para ingresar, los concurrentes debían golpear la puerta de entrada e invocar el nombre del dueño o alguien que estuviera adentro.
Entre 1984 y 1985 Piaf se trasladó a Pasaje Comercio, próximo a La Cañada, a unas diez cuadras del centro. Una antigua concesionaria fue remodelada para inaugurar el nuevo boliche que disponía ahora de dos plantas. Entre 1988 y 1989 se mudó por última vez a Barrio San Martín, a unas treinta cuadras del centro. Allí, Piaf se fue convirtiéndose en un espacio diverso y popular.
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